¿Conoces tu pelo?

Ya sea largo o corto, siempre hemos dado gran importancia a nuestro cabello, considerándolo parte integrante de nuestro estilo y nuestro concepto de belleza. A lo largo de los siglos, las modas y los gustos han evolucionado, los colores y los peinados de tendencia han cambiado, pero el cabello siempre ha seguido siendo el centro de nuestra atención. Hay muchas razones por las que el cabello es un rasgo tan importante de cualquier cultura, y éstas se encuentran en la psicología y la antropología. Hoy no vamos a indagar en el misterio de esta fascinación nuestra, sino en otro "misterio", por así decirlo, que puede ser desvelado por la ciencia: ¿cómo es realmente el pelo?

¡Averigüémoslo ahora!

Empecemos por decir que el pelo es materia inerte, lo que significa que es un anexo no vivo de la piel, no capaz de auto-repararse y no dotado de funciones vitales propias. La raíz del cabello es la parte viva, donde tienen lugar todas las funciones que conducen a la formación del cabello, pero el tallo no lo es.

La estructura del cabello es concéntrica: imagínalo como un pequeño tronco de árbol. Si lo cortamos longitudinalmente, descubriremos tres secciones, una dentro de la otra. En breve veremos cuáles son.

Podemos dividirlo a lo largo en dos partes, la raíz y el tallo. La raíz es la parte activa del cabello, la parte que no podemos ver porque está incrustada en el folículo piloso de la piel. La parte terminal de la raíz se llama bulbo.

La parte visible del cabello, la que podemos tocar y peinar, se llama tallo. Bajo el microscopio, la estructura del tallo está formada por tres capas concéntricas:

• una parte exterior llamada cutícula, formada por escamas de queratina superpuestas

• la zona bajo la cutícula se denomina corteza o zona cortical, y es la que da el color al cabello, que será más o menos oscuro en función de la cantidad de melanina que contenga

• la zona más interna, llamada zona medular, cuya función aún no está clara y ni siquiera está presente en todos los cabellos

El cabello está formado casi en su totalidad por queratina. Se trata de una proteína con un alto peso molecular, lo que la hace muy resistente. Al contrario de lo que podría pensarse, el cabello fino tiene las cutículas externas más gruesas que el cabello grueso. Lo que la hace más fina es el hecho de que tiene una corteza más fina. La corteza es la parte más importante del tallo piloso. Está formada por células fusiformes, que dan al cabello su forma alargada, y es rica en queratina y granos de melanina, el pigmento que determina el color del cabello. Todo se mantiene unido por una matriz de lípidos y proteínas.

La melanina, que, como hemos dicho, da el color al cabello, es producida por los melanocitos del interior de la raíz del pelo, y puede ser de dos tipos: la eumelanina, que produce un color marrón/negro, o la feomelanina, que produce un color amarillo/rojo. Su combinación da lugar a infinitos matices de color.

¿Y el pelo blanco? Esto se debe a que los melanocitos del bulbo dejan de funcionar, dejan de producir pigmento y la corteza del cabello queda sin color.

El pelo no crece continuamente, como podría pensarse, sino que sigue un ciclo. Al periodo de crecimiento, conocido como anágeno, le sigue un periodo de ralentización, conocido como catágeno, al que sigue la fase de muerte y caída del cabello, conocida como telógena. Después del telógeno, un nuevo cabello comienza a formarse dentro del bulbo. Cada pelo de nuestra cabeza se encuentra en una fase de su ciclo vital diferente a la de los pelos vecinos, y si no fuera así, veríamos aparecer periódicamente parches de pelo vacíos, o que todos los pelos se caen y vuelven a crecer al mismo tiempo.

Un solo cabello está formado por una media de 100.000 a 150.000 pelos. Cada día perdemos fisiológicamente entre 50 y 100 cabellos.

La tasa media de crecimiento del cabello es de unos 18 cm al año, así que si estás pensando en cortarte el flequillo o en hacerte un bonito corte pixie, ahora puedes calcular el tiempo que tardará tu pelo en recuperar exactamente su longitud actual.